Ciudad de México 21 08 2024 Por Armando J Garcia; Alejandro “Alito” Moreno, una figura que en su búsqueda desesperada por mantenerse en el poder dentro del PRI, ha demostrado una y otra vez que su discurso está plagado de hipocresía y oportunismo.
Durante la sesión de la XXIV Asamblea Nacional Ordinaria del PRI, el pasado 7 de julio de 2024, hizo un llamado fervoroso a “proteger la democracia” y “defender las instituciones.” Sin embargo, lo que parece no recordar Alito es que esa misma democracia que ahora dice defender es la que pisoteó en su propio partido, imponiéndose y buscando perpetuarse como líder del PRI a través de reformas estatutarias a su medida.
Sus contradicciones se hacen aún más evidentes cuando, detrás de ese falso discurso de unidad y protección institucional, negocio en lo oscuro con la Cuarta Transformación para salvar su pellejo y aseguro su reelección.
Salvador García Soto https://www.eluniversal.com.mx/opinion/salvador-garcia-soto/
reveló recientemente que Alito está dispuesto a ofrecer el apoyo de su partido a la reforma judicial de López Obrador, a cambio de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial
Las negociaciones son con una de las ex “corcholatas” presidenciales de Morena y la propuesta del dirigente del PRI sería que los diputados y senadores priistas votarán a favor del paquete judicial si a él le garantizan que el Tribunal Electoral del Poder Judicial le validará su reelección y desechará todas las denuncias de militantes de su partido en contra de su pasada Asamblea Nacional y de su reforma reeleccionista a los estatutos del PRI.
Pretende limpiar las manos de cualquier acusación interna. Así, el PRI, el partido que alguna vez fue el guardián de las grandes reformas, está ahora a punto de legitimar una reforma que busca desmantelar la autonomía de la Suprema Corte.
A cambio de esas “ayudaditas” en el Senado, lo que garantiza Alito Moreno a la 4T es que el PRI le daría los dos votos de senadores que le faltan a Morena y sus aliados para tener también la mayoría absoluta en la Cámara de Senadores.
¿Es este el líder que realmente pretende defender la democracia? O, ¿será que Alito simplemente quiere sacar ventaja personal, aprovechando cualquier rendija para mantenerse relevante en el escenario político?
Parece que la verdadera motivación detrás de sus acciones no es la defensa de las instituciones, sino su propio beneficio.
La política mexicana ha dejado en claro, una vez más, que no se mueve por los intereses del pueblo, sino por la protección de ciertos grupos de poder. A lo largo de los años, hemos sido testigos de cómo las prioridades se desvían de las verdaderas causas sociales para centrarse en negociaciones que solo benefician a unos cuantos, dejando a millones de ciudadanos en el olvido.
Es evidente que en la clase política se ha instaurado una lógica de "protección a cambio de poder". Los acuerdos no se hacen para resolver los problemas que afectan a la vida diaria de los mexicanos, como la inseguridad, la falta de oportunidades laborales o el acceso a una educación y salud de calidad.
En cambio, las alianzas y pactos se orquestan para preservar intereses personales, mantener control y seguir con el juego de la perpetuidad en el poder.
Al final, lo único que parece claro es que el líder priista solo busca sacar tajada, sin importarle las consecuencias para su partido ni para el país.
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