Gerardo Ferrétiz de León, ingeniero, profesor y, sobre todo, un ciudadano, está en una misión que muchos tildarían de imposible:
desafiar un sistema que ha demostrado ser experto en perpetuar a los mismos de siempre. En las pasadas elecciones del 2024, mientras otros jugaban bajo las reglas del status , Ferrétiz optó por lo mas pragmático y se lanzó como candidato no registrado a la Presidencia de la republica.
Su gira por varios estados no fue solo un viaje, sino una declaración: que la política puede ser distinta, que aún hay espacio para voces independientes en medio del ruido de la maquinaria partidista.
Ahora, en su nueva cruzada política, Ferrétiz busca hacer algo que muchos anhelan, pero pocos se atreven: consolidar un partido político que sirva como contrapeso a los poderes establecidos.
En Monterrey, durante la segunda Reunión de Trabajo con Leonardo Gatica, presidente del Partido Justicialista de Nuevo León, y Santiago Quiroga, dirigente estatal, quedó claro que Ferrétiz no está solo en esta misión.
Su objetivo no es otro que cumplir con los requisitos necesarios para inscribir el partido ante el INE a nivel nacional. Una tarea que podría parecer titánica, pero, para alguien que ya ha recorrido medio país por la causa ciudadana, parece solo otro paso más.
En un entorno donde los partidos tradicionales se han convertido en sinónimos de corrupción y promesas vacías, la figura del ingeniero se erige como una opción,
una voz disonante que desafía lo que nos han hecho creer como “normal”.
Es cierto que la Ley General de Partidos Políticos no facilita el camino. Con requerimientos como reunir 3 mil militantes en 20 estados o 300 en 200 distritos, muchos ya habrían tirado la toalla. Pero Ferrétiz no. Su convicción es que el cambio genuino no nace en la cúpula, sino en las calles, en las plazas y en la voluntad de los ciudadanos cansados de lo mismo. Y en esa convicción reside la esencia de la conformación de lucha ciudadana.
En palabras simples, por aquellos que han sido defraudados una y otra vez. El ingeniero propone una política que no se arrodille ante las viejas mañas, que sea capaz de devolverle el poder a quienes realmente lo merecen: la gente.
En un México que parece destinado a repetir los mismos errores del pasado, Ferretiz inicia con una invitación a cambiar las reglas del juego. Porque si algo queda claro es que, cuando las élites cierran el paso, es la ciudadanía la que debe abrir nuevos caminos.
Mientras las semanas pasan, los pasos de este equipo comienzan a resonar con más fuerza. En un país donde la desconfianza es el pan de cada día, la propuesta de Ferretiz tiene algo que muchos han perdido: credibilidad. y deja la invitación abierta para que inicie la participación ciudadana a través de la democracia participativa.
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