En este capítulo de la tragicomedia política mexicana, aparecen cinco mujeres que han sido designadas como magistradas del Tribunal de Justicia Administrativa y Anticorrupción de Quintana Roo.
Así dándonos un nuevo reparto estelar, donde aparece, Minerva Maribel Moreno Cruz. Y como bien se dice, ¡el destino sonríe a unos más que a otros! Estará acompañada de Claudia Carrillo Gasca, Mayra San Román Carrillo Medina, Nayeli del Carmen Solís Poot y Rubi Guadalupe Sulub Chi. ¡Vaya quinteto!
La gobernadora Mara Lezama, decidió que era momento de darle un giro a este deporte milenario de la burocracia, que durante décadas estuvo reservado a los vasallos: hombres.
Ya era hora de un "refresh" en el club de los dioses del poder, ¿no? Después de todo, ¿qué sería de un buen vasallo político sin su respectivo monarca que lo mueva a su antojo? Pero tranquilos.
Mientras el “pueblo bueno y sabio” aplaude este paso hacia la paridad, hay un 60% de la población que, como en tantas otras ocasiones, no se identifica ni con esta clase política ni con el proceso que los puso ahí.
Curiosamente, estas decisiones las toman 22 diputados locales, lo que deja en el aire la pregunta sobre cuánto realmente está cambiando y cuánto es, en realidad, un disfraz más de las viejas prácticas.
Claro, es difícil no levantar una ceja cuando entre las elegidas aparece alguien como Mayra San Román Carrillo Medina, conocida por todos los medios de su “brillante” desempeño al frente del Instituto Electoral de Quintana Roo.
Pero no hay nada más confiable que una magistrada cuya gestión anterior dejó tanto que desear.
Pero bueno, ¿qué sería de este teatro sin sus villanos favoritos, los mismos que tropiezan, pero siempre aterrizan en la cima uniendo planes perversos?
Eso sí, nadie puede negar que el juego de poder ha cambiado de jugadores, pero ¿realmente ha cambiado el juego?
Como siempre, los aplausos no faltan, pero el fondo sigue siendo el mismo: el poder se mueve a conveniencia de unos cuantos, mientras el pueblo, ese que supuestamente “manda”, sigue aplaudiendo. En fin, en este país donde el poder parece moverse como un teatro de títeres, la verdadera pregunta sigue siendo: ¿quién mueve realmente los hilos? Y más importante aún, ¿Cuándo dejará el "pueblo bueno" de aplaudir sin cuestionar?
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