Queridos lectores, parece que en Michoacán el tablero político está en constante movimiento, pero no necesariamente hacia adelante.
Manuel López Meléndez, exalcalde y figura prominente de Morena, ha decidido cortar amarras con Carlos Torres Piña, actual secretario de Gobierno.
¿Será que una nueva ruta política está trazándose, una que apeste menos a los vicios de siempre y tenga un nuevo aroma bajo la sombra de Claudia
Sheinbaum? Perdón, quise decir “fragancia política.”
Pero no se emocionen demasiado. Al parecer, lo de "nuevas rutas" es más bien un cambio de señores feudales.
Las causas que realmente importan, esas pueden esperar, tal como lo hacen los cuerpos que lamentablemente siguen apareciendo en lugares como la salida a Quiroga o la avenida Río Grande. ¿Y qué decir de las feministas que se manifestaron exigiendo el elemental derecho de decidir sobre su propio cuerpo?
Quizás al gobierno le pertenece ese también, porque la libertad, queridos lectores, sigue siendo una promesa en papel mojado.
Mientras tanto, nuestro estimado gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, experredista
y actual paladín de la “Cuarta Transformación,” parece tener su agenda bien clara: consolidar el poder.
Las inundaciones, la violencia y las protestas pueden esperar, porque el verdadero reto es cómo canalizar mejor el presupuesto estatal para fortalecer la próxima dinastía nacional.
¿Y las causas?; Esa es una tragicomedia política porque el pueblo bueno y sabio esta feliz.
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