Queridos lectores, hoy los invito a tomar asiento en la gran tragicomedia política que nos ofrece nuestro querido país.
El escenario está montado, las luces apuntan al partido oficialista Morena, y el telón se abre con una función que, aunque se publicita como “la cuarta transformación”, en realidad es solo una repetición de las viejas prácticas de antaño.
¿Qué tan profundo será el sueño del "pueblo bueno y sabio", que sigue aplaudiendo con fervor mientras el show continúa?
En este capítulo especial, vemos a Eruviel Ávila, aquel exgobernador mexiquense que Morena juró desterrar junto con su pasado de corrupción. Recuerden, fue ese mismo Grupo Atlacomulco que tanto criticaban cuando eran la valiente oposición. Pero claro, eso era antes de que llegaran al poder.
Ahora, con Ricardo Monreal como maestro de ceremonias, Morena ha colocado a Ávila en la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación. ¿No que no eran iguales? Hoy, resulta que los viejos villanos de la política son las estrellas de la 4T. ¡Aplausos para la ironía! ¿O será para el cinismo?
Y no solo eso, queridos lectores. También tenemos en este espectáculo a Alejandra del Moral, quien alguna vez compitió contra Morena bajo la bandera de la oposición. La misma Alejandra, que fue señalada por desvíos de recursos cuando era alcaldesa de Cuautitlán Izcalli, ¿y quién la acusó? Exacto, el mismo Morena que ahora la recibe con los brazos abiertos y le otorga el flamante cargo de directora de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID). ¡Ah, cómo cambian las cosas cuando se trata de salvar la "transformación"!
Mientras tanto, el pueblo "bueno y sabio", ese que según la narrativa de Morena debería estar más despierto que nunca, sigue aplaudiendo. Pero no se preocupen, porque aunque el país se esté cayendo a pedazos y los gobernantes sigan jugando a ser los redentores de México, siempre podemos contar con los discursos vacíos y las promesas que nunca se cumplen.
Porque, al final del día, los ciudadanos de a pie solo sirven para una cosa: legitimar el espectáculo, perdón, las contiendas políticas.
Y aquí estamos, queridos lectores, en el mismo ciclo de siempre: la política mexicana, donde el poder absoluto se maquilla de "democracia" y las promesas de transformación son solo una fachada para perpetuar el control. Mientras los amiguismos, el nepotismo y las traiciones políticas continúan, las verdaderas necesidades del pueblo quedan en segundo plano.
Así que sigamos aplaudiendo, porque si hay algo que la 4T ha perfeccionado es la capacidad de mantener al pueblo en su eterna siesta.
¿Y para qué despertar si el espectáculo está tan entretenido?
Tal vez, dentro de otros 80 años, podamos ver algo diferente. O tal vez no.
¡Bienvenidos a la tragicomedia política, a la mexicana!
Comments