La campaña presidencial de Kamala Harris ha anunciado una recaudación de 200 millones de dólares en la primera semana desde el lanzamiento de su candidatura a la Casa Blanca. Esta cifra, calificada como un "récord histórico" por su equipo, refleja el tremendo apoyo de las bases hacia la candidata.
Harris destacó que dos tercios de las contribuciones provienen de donantes que no habían realizado aportaciones anteriormente, subrayando el amplio apoyo que ha recibido.
Además, una encuesta de Ipsos/ABC News muestra que su popularidad entre los estadounidenses ha aumentado ocho puntos porcentuales, pasando del 35% al 43%. En comparación a lo que representaba Joe Biden,
La vicepresidenta reafirmó el compromiso para trabajar.
El déficit del mes pasado fue de 296,000 millones de dólares, 13% superior a la brecha de 262,000 millones de dólares de febrero del 2023. Los desembolsos del mes crecieron 8%, hasta 567,000 millones de dólares –un récord mensual–, mientras que los ingresos aumentaron 3%, hasta 271,000 millones.
El 19 de enero de 2021, el día antes de la toma de posesión de Joe Biden, la deuda era: $27,752,835,868,445, alrededor de $7.8 billones más.
La economía sigue siendo un tema crucial en la elección. Los votantes evalúan a los candidatos no solo por su carisma, sino también por su capacidad para gestionar y fortalecer la economía del país.
En este contexto, Kamala Harris deberá presentar una propuesta económica sólida que pueda contrarrestar la narrativa de Donald Trump, quien ha destacado por su manejo de la economía durante su mandato.
Mientras tanto, en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha afirmado que el país no enfrenta un déficit, una afirmación que ha sido cuestionada por diversos analistas económicos. Según datos del Congreso, México tiene un déficit proyectado del 5.4% del PIB para 2024, lo que implica un aumento significativo de la deuda pública. Esta situación económica será un reto importante para Claudia Sheinbaum, quien está destinada a suceder a López Obrador en la presidencia.
En este último año del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la administración incurrirá en un déficit de 5.9% del Producto Interno Bruto (PIB) que será el más alto registrado al menos desde el año 2000.
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