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"La Reforma que Promete Más de lo que Puede Cumplir en Quintana Roo"

Foto del escritor: Javier GarcíaJavier García
 congreso de QUINTANA ROO
imagen Rs.

Queridos lectores, una vez más, el Congreso de Quintana Roo nos sorprende con su habilidad para aprobar leyes que, en apariencia, suenan maravillosas.


Esta vez, se trata de la reforma constitucional que garantiza que el salario mínimo no estará por debajo de la inflación. Claro, ¿a quién no le gusta la idea de que el dinero alcance para más? Pero, como bien sabemos, lo que suena bien en los discursos populistas rara vez tiene un final feliz.


Esta reforma, en teoría, busca proteger a los trabajadores del impacto de la inflación, pero el problema es más complejo. Si los empresarios no pueden sostener este nivel de salario, el desempleo podría aumentar, y el mercado laboral informal seguirá creciendo.


Entonces, ¿dónde está el verdadero beneficio para los trabajadores? Pareciera que la reforma beneficia más a los políticos que buscan aplausos fáciles, que a la clase trabajadora que, irónicamente, podría ser la más afectada.


La XVIII Legislatura celebra con bombos y platillos esta “gran” reforma, pero la pregunta que nadie se atreve a hacer es: ¿qué va a pasar con las pequeñas y medianas empresas que no podrán cargar con el peso de estos nuevos salarios? Parece que los legisladores olvidan que Quintana Roo, como la mayor parte del país, depende en gran medida de las PYMEs.

Si estás se ahogan en costos laborales que no pueden pagar, ¿dónde quedará el supuesto beneficio para los trabajadores? Es fácil entender por qué el Congreso opta por estas reformas: suenan bien, se ven bien en redes sociales, y brindan esa sensación de justicia social que tanto gusta en estos tiempos del pueblo bueno y sabio.


Sin embargo, hay una realidad que parece no importarle a los legisladores. Sin crecimiento económico local, sin sostenibilidad y sin políticas que realmente promuevan la productividad y competitividad de las empresas locales, cualquier aumento salarial es una bomba de tiempo.


Por eso es necesario fortalecer la economía local, debería ser la prioridad, no implementar leyes que solo brillan en el papel, mientras que en la vida real, las PYMEs pueden descontrolarse y los trabajadores terminan sin empleo o cayendo en la informalidad.


Pero claro, pedirle a una empresa que pague salarios por encima de su capacidad solo lleva a dos resultados: y uno es catastrófico.

¡Qué bonito se escucha el salario digno cuando es otro quien tiene que pagar la factura! Y como si eso no fuera suficiente, estas reformas dependen por completo de que la política macroeconómica federal sea estable.


Si la inflación continúa desbocada y no se implementan políticas económicas que impulsen la productividad, los precios seguirán subiendo y el “beneficio” de esta reforma se desvanecerá.

El Congreso local, con sus buenas intenciones, parece no entender que su autonomía es limitada cuando las grandes decisiones se toman desde el oficialismo.


Esta reforma es otro ejemplo de cómo se legisla pensando más en el impacto mediático que en las verdaderas consecuencias económicas.

El Congreso de Quintana Roo prefiere aprobar leyes que suenan a justicia social en lugar de enfocarse en crear un entorno económico sostenible y sustentable, donde las empresas locales puedan crecer sin miedo.

Pues queridos lectores así como esta, tantas otras reformas, parece ser diseñada para ganar aplausos, y no solucionar las verdaderas causas.

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