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NarcoFiles | Black Wallstreet Capital: "El Nuevo Orden Criminal”



Este reportaje se inscribe en el marco del proyecto

NarcoFiles: liderado por el Organized Crime And Corruption Reporting Project (OCCRP) y con el apoyo del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), que busca exponer los tentáculos del crimen organizado mundial. Durante años, Juan Carlos Minero Alonso construyó su imagen como uno de los asesores financieros más reconocidos del sector. El joven banquero, como se autodenomina en su perfil de LinkedIn, impartía conferencias en universidades e incluso era consultado como fuente por periodistas de distintos medios.

Su empresa, Black Wallstreet Capital, comenzaba a tener mayor reconocimiento entre las firmas del país. Sus pronósticos financieros eran retomados por la Encuesta de Sentimiento de Mercado de la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles; además, desde el 2016 contaba con el permiso otorgado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) para operar como asesora en inversiones. Sin embargo, una supuesta denuncia anónima sobre la entrada de paquetes “sospechosos” y la presencia de hombres armados en la sede de Black Wallstreet

Capital, ubicada en Cuvier 104, colonia Anzures, sacudió la imagen pública de Minero y expuso las operaciones de la compañía. La financiera mexicana, que se hizo famosa tras el robo de millones de dólares durante un cateo, ha tenido nexos con miembros de una red de tráfico de drogas a Europa, Black Wallstreet Capital, empresa dedicada a la asesoría de inversiones que era regulada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, tiene vínculos con individuos que se encuentran bajo investigación por formar parte de una red internacional de tráfico de drogas y lavado de dinero que conecta a cuatro países y dos continentes, revela una investigación conjunta de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Quinto Elemento y el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP).

Saca a la luz los nexos en México de una organización dedicada al narcotráfico y el lavado de dinero. Las autoridades de Colombia, España y Países Bajos se encuentran investigando por el trasiego de toneladas de cocaína y metanfetamina hacia Europa.

El empresario cubano-mexicano es pieza central de esta investigación periodística: Juan Carlos Minero Alonso, socio principal y director de Black Wallstreet Capital (BWC), la financiera mexicana que se haría famosa tras un cateo efectuado el 15 de marzo del 2023 en la colonia Anzures

de la capital mexicana. El 15 de marzo a las 11:07 decenas de agentes de la fiscalía general de Justicia y la Secretaría de Seguridad Ciudadana, ambas de la Ciudad de México, cercaron el edificio de Black Wallstreet y apoyados por una patrulla ingresaron por la fuerza al inmueble los agentes de la Fiscalía detuvieron a 5 personas, entre ellas al dueño de la financiera, Juan Carlos Minero Alonso, y decomisaron armas largas, supuesta droga y 168 mil dólares en efectivo. Otro de los detenidos, Hernán Samper

Richard, ocupa el cargo de comisario en la empresa Inmobiliaria Costarica Mexicana del Caribe, propiedad de Ana María González Quintero, una funcionaria de la Dirección General de Administración de Inversiones de la CNBV, encargada precisamente de vigilar y supervisar las operaciones de empresas como Black Wallstreet Capital.

El cateo se convirtió rápidamente en uno de los casos más emblemáticos de la corrupción con la que operan los agentes de la Fiscalía de la Ciudad de México. La empresa acusó que desaparecieron más de 70 millones de pesos en efectivo, aunque esto contraviene la Ley del Mercado de Valores, que establece que las asesoras en inversiones tienen prohibido recibir dinero en administración o custodia. La negligencia y la corrupción de la Fiscalía de la CDMX derivaron en la liberación de los 5 detenidos tras un proceso penal de casi dos meses y medio. Hasta el momento hay ocho servidores públicos sujetos a prisión preventiva y bajo investigación por dichas irregularidades. Sin embargo, la investigación realizada por el consorcio de medios de noticias –con apoyo de documentos oficiales– revela que el socio principal de Black Wallstreet Capital tiene nexos con dos personas que forman parte de una confederación de delincuentes que traficaron, durante más de diez años, toneladas de cocaína y

Metanfetaminas a Europa escondidas en ladrillos de hormigón. Algunos de los personajes involucrados en esta red criminal han sido detenidos en países como Colombia y España, mientras que en México han quedado en libertad por fallas, omisiones y corrupción de las autoridades. Esta investigación consultó directamente a Juan Carlos Minero sobre la relación de su empresa con las personas señaladas por autoridades de otros países por presuntas actividades criminales a través de un amplio cuestionario. En sus respuestas, Minero declaró: “sí me gustaría ser muy insistente en que no existe nexo alguno de mi persona con una red de narcotráfico”. La red de empresas de Juan Carlos Minero Alonso revela la conexión, hasta ahora inédita, Ámsterdam-Anzures. La figura clave es Alonso José Raúl Alverdi

Benavides, un mexicano de 46 años. Ambos fundaron en 2021 la empresa Comercializadora Alvmin; puso el 95% del capital, Minero el 5% restante. El acta constitutiva de la empresa también señala que Alvmin estaba ubicada en el mismo domicilio que Black Wallstreet Capital, en Cuvier 104, colonia Anzures



usaban un alias para ocultar sus verdaderas identidades. Los agentes pronto descubrieron un chat donde “Sodapuppy” —en realidad, según las autoridades, Jean Paul Hoyos Bohórquez, un ciudadano colombiano y neerlandés— intercambiaba mensajes con “Corncrusher”, a quien las autoridades neerlandesas identificaron como el mexicano Alonso José Raúl Alverdi

Benavides –el socio de Minero Alonso–. La conversación dejaba al descubierto que Hoyos Bohórquez se encargaba de traficar la pasta base de cocaína, mientras que Alverdi Benavides coordinaba la elaboración de la misma en laboratorios ubicados en Países Bajos, así como el envío de las ganancias de vuelta a México y Colombia usando un entramado de empresas en Emiratos Árabes Unidos y Hong Kong. Los documentos dan cuenta de que tan sólo en 2020 Hoyos Bohórquez transfirió 18 millones de euros por las ganancias, mientras que Alverdi Benavides llevaba los registros en unas “listas de administración”. De acuerdo con informes policiales de España y Colombia, la droga comenzaba su viaje en Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, en la zona fronteriza de Colombia con Venezuela. Los detalles de cómo salía de Colombia no son claros, pero dos diarios mexicanos, Reforma y Milenio, mencionaron que la droga llegaba a México a través de un avión Hawker con matrícula XB-RCM que las autoridades mexicanas interceptaron y obligaron a aterrizar en una carretera del estado de Quintana Roo en julio de 2020. Un informe interno de la Secretaría de la Defensa Nacional obtenido por este consorcio de medios revela que, tras el súbito aterrizaje, tres camionetas con hombres armados descargaron la droga del avión, le prendieron fuego y emprendieron la huida.

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