Ciudad De México 27 08 2024 Por Armando J Garcia; La irrupción de Kamala Harris como candidata presidencial del Partido Demócrata ha sacudido el tablero político de Estados Unidos.
Para Donald Trump, esto ha significado un desafío inesperado que ha descolocado su estrategia inicial.
Aún más, la capacidad de Harris para unir a su partido en tiempo récord y generar un efecto de esperanza y alegría recuerda los días de la campaña de Barack Obama, lo que plantea una amenaza real para el expresidente.
Sin embargo, Trump no se ha quedado de brazos cruzados. Mientras Harris gana terreno en las encuestas, él ha optado por reforzar su base con tácticas propias de su estilo: provocativas y de alto impacto mediático.
El lanzamiento de su libro "Save America", junto con la narrativa heroica de un intento de asesinato en su contra, es una muestra de cómo Trump busca reafirmarse como un líder indomable frente a sus seguidores, jugando con el simbolismo del "luchador" que no se rinde.
El contraste entre ambos candidatos no podría ser más evidente: mientras Harris aparece fresca y carismática, conectando con un electorado cansado del desgaste político, Trump recurre a viejas fórmulas que lo consolidaron en 2016: la victimización, la confrontación y la exaltación de su figura.
Pero, ¿funcionará esta vez? Las encuestas reflejan que Harris lo supera por 7 puntos a nivel nacional, una ventaja considerable, pero no definitiva.
A todo esto se le suma el componente del debate presidencial.
La disputa sobre los micrófonos refleja una vez más la división política de Estados Unidos. Trump, fiel a su estilo, ha amenazado con retirarse del debate si no se cumplen sus condiciones, alimentando la narrativa de que los medios están en su contra.
Harris, por su parte, presiona para mantener los micrófonos abiertos, lo que sugiere confianza en su capacidad de manejar cualquier situación imprevista.
Con el trasfondo de la creciente tensión con China y el intento de Biden de mantener el equilibrio diplomático, la carrera hacia las elecciones se torna cada vez más volátil.
Harris ha logrado unificar a los demócratas y despertar emociones positivas, pero el legado de Trump, su base leal y su capacidad para cambiar el curso de una elección no deben subestimarse.
¿Estamos ante un cambio de era o un regreso a la polarización extrema?
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